Si hay algo que es propio de cada cual son las fantasías sexuales, porque cada uno las tiene a su manera y las imagina de una forma diferente a los demás, incluso siendo las mismas. Nuestra experiencia personal hace que cada fantasía sea única y la imaginemos a nuestra manera, de una forma especial y diferente al resto. Existen, por supuesto, fantasías muy comunes que son compartidas por la mayoría de los mortales, y es que al final a casi todos nos gustan las mismas cosas, con pequeñas excepciones o sutiles cambios según cada persona.

Las mujeres portuguesas tienen una fama inmerecida de no ser tan apasionadas o cachondas como las españolas o las latinas, por ejemplo. Sin embargo, la realidad es que ellas también son tremendamente calientes y salvajes y se entregan de la manera más ardiente en la cama. Por supuesto, las portuguesas también tienen fantasías sexuales que las hacen inundarse de pura lujuria, y todas ellas quieren cumplirlas, más tarde o más temprano. Nosotros hemos recopilado las fantasías que más suelen excitar a las chicas portuguesas, una información que nunca está de más para poder conocer mejor a nuestras vecinas…

Hacer el amor sobre la mesa

Sin lugar a dudas, la cama es el sitio más habitual y seguramente el más cómodo para disfrutar de un poco de pasión, pero también hay que pensar que el morbo de un buen polvazo en otro lugar es un añadido clave para disfrutar aún más de la experiencia. Hacerlo sobre la mesa, por ejemplo, es una de las mejores formas de atrevernos a llegar más lejos en esto del sexo, de probar algo nuevo, y también una de las fantasías más comunes de las mujeres portuguesas, que entienden que ese momento de arrebato pasional en la mesa de la cocina o en el salón no se compara con nada. Es como dejarse llevar de verdad por el morbo más absoluto.

Practicar un trío sexual

Tampoco ha de extrañarnos demasiado que las chicas portuguesas fantaseen constantemente con hacer un trío. Lo más habitual es que se imagen a ellas mismas con dos buenos maromos dándoles toda la caña posible. También hay quien quiere explorar nuevas formas de pasión y busca un trío con otra chica y con un chico, para abrir un poco más el espectro. Compartir la lujuria y la pasión siempre ha sido algo muy excitante, y como suele decirse, donde caben dos caben tres, así que la mayoría de chicas portuguesas estarán abiertas a participar en un trío sexual, para probar cosas nuevas y llevar más lejos la pasión que guardan en su interior.

Ser infiel a su pareja con su jefe

Las portuguesas más cachondas y atrevidas también sienten mucho morbo imaginando que son infieles a sus parejas, sobre todo cuando piensan en hacerlo con su jefe. Tal vez sea por la autoridad que impone una figura de poder como el jefe, o por esa atracción que supone empezar una relación prohibida con su superior, pero lo cierto es que son muchas las chicas portuguesas que sienten especial predilección por el disfrute y el morbo con sus jefes. Lo de ser infieles también es un punto interesante porque es una fantasía que juega con lo prohibido, con lo que no se debe hacer, pero que es mucho más común de lo que pensamos.

Acostarse con un jovencito inexperto

Cuando las mujeres portuguesas llegan a cierta edad, su instinto se vuelve mucho más ardiente para los jovencitos, porque quieren seguir disfrutando de una pasión intensa y a la altura. Los jóvenes suelen ser mucho más apasionados y más espontáneos a la hora de disfrutar, y por eso acostarse con uno es el sueño secreto de muchas mujeres lusas. De hecho, algunas prefieren que sea inexperto para poder enseñarles un par de cosas y mostrarles lo que significa el verdadero placer. Tomar ese papel de madurita ardiente y morbosa es una de las fantasías más recurrentes entre las mujeres portuguesas, y se nota que muchas de ellas están deseando hacerla realidad.

Hacerlo con un hombre de uniforme

De la misma forma que lo de estar con el jefe les pone muy cachondas, al final el morbo de los uniformes también funciona con las mujeres portuguesas. Una buena parte de ellas reconoce que un hombre de uniforme le pone mucho más que otro hombre con cualquier indumentaria. Evidentemente, si hay mujeres que tienen jefes de uniforme, el morbo ya se sale de todas las escalas… Lo cierto es que es algo curioso que puede estar también relacionado con el tema del poder y la autoridad, pero es indudable que los hombres ganan con uniforme, y las mujeres portuguesas lo saben bien.