El arte de la seducción debe buscar un complejo equilibrio entre el instinto y la estrategia. Dejarse llevar solo por lo primero puede jugar malas pasadas a aquellos que lo confíen todo en entregarse a la química y a la pasión, sin pensar en nada más. Entender los caminos que nos llevan a desear a alguien, a conquistarle más allá del primer momento, es imprescindible para dominar la verdadera seducción. Especialmente cuando tu trabajo depende de esto, como es el caso de las prostitutas que hacen sus negocios en Portugal. A lo largo y ancho de todo el país encontramos muchas mujeres que se dedican a este oficio, supuestamente uno de los más antiguos del mundo. Como ocurre en otros muchos países europeos, la mayoría de las trabajadoras sexuales que están en Portugal son extranjeras, pero eso no significa que no haya también mucha prostituta nacional.

De hecho, son estas las que más suelen triunfar entre los hombres que buscan un poco de sexo y un rato de lujuria. No solo porque las portuguesas saben bien cómo tratar a sus propios compatriotas, además de seducir a los que vienen de fuera. También cuentan con secretos especiales que las hacen irresistibles ante cualquier hombre deseoso de pasar un buen rato. Durante mucho tiempo, la “leyenda negra” sobre el poco atractivo de las mujeres portuguesas se han ido expandiendo por medio mundo, provocando muchos complejos y prejuicios. Cualquiera que haya podido estar en Portugal o simplemente haya conocido a alguna mujer portuguesa sabrá que esos rumores son totalmente faltos. De hecho, algunas de las supermodelos más reconocidas en todo el planeta han nacido aquí, por no hablar de esa belleza exótica tan especial que muchas poseen, fruto de la combinación  genética de tantas culturas y razas. Las prostitutas portuguesas han ido evolucionando durante estas últimas décadas para convertirse en una referencia en su sector, tanto para los propios compatriotas nacionales como para los turistas que llegan de fuera. Y es que el turismo es cada vez más importante en este país de sol, playa y cultura, donde el sexo también es una opción tan buena como otra cualquiera para divertirse.

Muchas mujeres en este sector

Según las últimas estimaciones, puede haber más de 50.000 prostitutas trabajando en Portugal en estos momentos. Son datos que hay que coger con toda la cautela del mundo, puesto que al ser un sector alegal, los números y las cifras bailan muchísimo según unos estudios y otros. Lo que está claro es que la prostitución sigue siendo fuerte en nuestro país, donde además es legal tanto ofrecerla como contratarla, siempre que no haya beneficios para terceros. La legislación portuguesa no persigue a las prostitutas ni a los clientes, aunque es cierto que tampoco ha regulado del todo este tipo de servicios, ya que las trabajadoras no pueden estar dadas de alta. La semiclandestinidad de este negocio ha provocado que muchas de las mujeres que lo llevan a cabo sean inmigrantes humildes con pocas alternativas más allá de entregar sus cuerpos al placer. Sin embargo, también hay cada vez más portuguesas que encuentran aquí un buen nicho de mercado.

Conectar con el cliente es esencial

Ante la gran demanda de servicios sexuales, las prostitutas han desarrollado un mercado laboral totalmente al margen de los demás. Trabajan por su cuenta, aunque también hay muchas que lo hacen en prostíbulos clandestinos. Las casas de citas de las principales ciudades son también un punto de encuentro habitual para los que buscan este tipo de servicios. Para una buena prostituta, lo más importante es conectar con el cliente que quiere disfrutar de un rato inolvidable a su lado. Conseguir que salga satisfecho después de probar su servicio es vital para que el cliente vuelva a por más, especialmente cuando es nativo. Para los turistas, la fórmula es parecida, aunque a ellos no hay que fidelizarlos tanto ya que se van a marchar en pocos días.

Habrá clientes que solo busquen un polvo y olvidarse de todo lo demás rápidamente, pero la mayoría están deseando disfrutar de pasiones sugerentes y deliciosas. Y eso solo se consigue a través de un vínculo especial con la prostituta de turno, aunque dure apenas una hora el encuentro. La chica debe lograr que el cliente se siente muy cómodo, para que pueda explotar todos sus deseos y fantasías. Esa vía no solo hará que el cliente se lo pase en grande, sino que se sienta a gusto para volver a repetir con esa misma chica que lo ha tratado tan bien. El componente de la conexión debe ser imprescindible para que cada encuentro sea especial, y las portuguesas son expertas en ello, muy cariñosas y complacientes.

Siempre atractivas y deseables

Otro factor imprescindible para este tipo de servicios es estar lo más atractivas posible. Porque para gustos colores, y cada hombre tiene un tipo de atracción por tal o cual tipo de mujer, pero está claro que a todos nos gustan las chicas bonitas. Una buena escort se mantiene en forma, se busca ropa y maquillaje que le favorezca para presentarse absolutamente deseable ante nosotros. Al final, este tipo de negocio está muy basado en el físico, y eso es algo que no podemos olvidar a la hora de atraer a los clientes. La competencia es brutal, y es que cada vez hay más chicas, y son más jóvenes y lozanas. Por eso siempre hay que mantener el nivel para que los clientes queden satisfechos incluso antes del propio servicio.

La belleza de las mujeres portuguesas es muy diversa, y es que podemos encontrar desde chicas delgadas de ojos claros y piel casi blanca hasta mulatas con rasgos exóticos. Para todos los gustos, y para todas las preferencias, porque cada una de estas escorts desarrollará también un tipo de servicio especial, de cara a complacer a esos hombres más apasionados. El objetivo es lograr que todos salgan extasiados después de probarlas, y que quieran volver. Esto hace también que, para mantenerse atractivas, las chicas estén  constantemente sometiéndose a procesos de belleza, desde depilación hasta peluquería y maquillaje. Hay que estar bien presentables para los clientes.

Una formación constante

El último gran secreto de las escorts portuguesas es que siempre están buscando más allá de lo que ya han probado en el placer, para seguir aprendiendo. Por más experiencia que se tenga, por más años que una lleve en este negocio, siempre se pueden aprender cosas nuevas, y eso es algo vital para mantener la atención de los hombres. Porque llegan chicas jóvenes y más novatas, pero con una fuerza increíble y con un descaro brutal para complacer las pasiones más exquisitas y prohibidas. Y una debe ponerse a la altura y no pensar que solo por llevar ya unos años en esto lo tiene todo hecho. La formación debe ser constante, el aprendizaje no termina nunca, incluso para las maestras del placer que ya conocen de primera mano  lo que significa la satisfacción.